Estoy hasta las narices, llevamos varios días con los helicópteros sobrevolando Barcelona, no hay derecho.
Despiertan a mi bebé, no me dejan concentrarme en mi trabajo (necesito silencio) y por no hablar del peligro que suponen cuando se caen. Arrrg, los odio!
En este caso, un helicóptero de «Transit» del día 28 de mayo 2010.