Se nos ocurrió subir con el bebé a Montjuic para dar un paseo entre los arbolitos, los pajaritos y todo eso… y luego bajar con el Funicular o cualquier otro trasto de esos.
Subimos por Paral·lel hacia la montaña, chino chano, hasta casi arriba del todo. Pero llegamos a un punto en que todo se complicó bastante por el tema de llevar un carrito de bebé. No quiero imaginarme el calvario que deben tener las personas que van en sillas de ruedas.
A primera y a última hora de la mañana pasé por el mismo sitio y vean como se despilfarra el agua. Un señor que me vió haciendo las fotos me dijo que habían avisado apenas se produjo la fuga y que llevaban varias horas esperando a que vinieran a arreglarlo. Después AgBar (Aguas de Barcelona o mejor decir La Caixa, que es su propietária?) dirán que «falta aigua de boca», y conseguirá otro contrato de 200 millones de Euros y destruir el Delta del Ebro con los trasvases. Mandawebs…
Barcelona tiene un problema grave con la suciedad y la cantidad de basura que hay por el suelo.
En parte es porque hay algunos ciudadanos que son unos guarros (uns «porcs» que diriem en català) y quizás algún día el ayuntamiento les haga una campaña cívica de verdad, y no las gilipolladas de ViscaBarcelona.
Pero por otra parte, hay un problema grave en el diseño de las papeleras. Las actuales están abiertas por arriba y son una auténtica CHAPUZA:
Cuando llueve, entra agua y pudre el material orgánico, provocando malas olores.
No tiene cenicero, lo que provoca que la gente tire la colilla donde le parece.
Y lo más importante, cuando hace viento el aire empuja la bolsa de basura hacia arriba, provocando que el contenido se desparrame por la acera.
Por otro lado, tenemos que en la Estación de Sants (RENFE) han puesto unas papeleras tan tan tan modernas, que te pasas un rato pensando donde va cada cosa. Además, pregunta del millón, si hay tres agujeros… (papel, plástico y basura orgánica) ¿a cual de ellos tiro las botellas de vídrio?
Los días que llueve, el Carrer de Blai se convierte en una pista de patinaje inprovisada, donde los niños se lo pasan bien pero la gente mayor (y no tan mayor) se dan cada tortazo, que no entiendo como no se ha matado alguien aún.